domingo, 20 de septiembre de 2020

Cesare Zavattini

 


Quiero enseñarles a los pobres un juego muy hermoso.
Suban la escalera con paso de forasteros (esta vez regresen a casa más tarde de lo acostumbrado) y frente a la puerta toquen el timbre.
Sus mujeres correrán a abrirles, seguida por los hijos. Un poco serias por el retraso, todos tienen hambre.
“¿Entonces?” pregunta.
“Buenas noches, señora”, sáquense el sombrero, y asuman un aire digno. “¿Está el señor Zavattini?”
“Vamos, dale, el guiso ya está frío…”
“Disculpe, necesitaría hablar con el señor Zavattini.”
“Cesare, vamos, siempre jugando…”
No se muevan y digan: “Evidentemente se trata de una equivocación. Disculpe, señora…”
Sus mujeres se van a dar vuelta de golpe y van a mirarlos con los ojos desorbitados. “¿Por qué hacés esto?”
Serios, manténganse serios, y repitan ya bajando la escalera: “Buscaba al señor Zavattini.”
Se hará un gran silencio, sólo se oirá el ruido de los pasos.
Incluso los niños permanecen quietos. Sus mujeres los alcanzarán, los abrazarán: “Cesare, Cesare…” Tienen lágrimas en los ojos, también los niños empiezan a llorar. Despréndanse con delicadeza del abrazo, aléjense murmurando: “Es un error, buscaba al señor Zavattini.”
Vuelvan a casa después de veinte minutos, silbando.
“Tardé tanto porque el jefe…” y cuenten una mentira como si nada hubiera pasado.
¿Les gusta? Un amigo mío a la mitad del juego se puso a llorar.

Prólogo a I poveri sono matti, 1937.
(Versión G.M.)


Original Italiano:

Voglio insegnare ai poveri un gioco molto bello.
Salite le scale con il passo del forestiero (quella volta rincaserete più tardi del solito) e davanti al vostro uscio suonate il campanello.
Vostra moglie correrà ad aprirvi, seguita dai figli. È un po’ seria per il ritardo, tutti hanno fame.
“Come mai?” domanda.
“Buona sera, signora,” levatevi il cappello e assumete un’aria dignitosa. “C’è il signor Zavattini?”
“Cesare, andiamo, vuoi sempre giocare ..”
Non muovetevi e dite: “Evidentemente si tratta di un equivoco. Scusi, signora ..”
Vostra moglie si volterà di scatto, vi guarderà con gli occhi spalancati. “Perché fai così?”
Serio, state serio, e ripetete avviandovi giù per le scale: “Io cercavo il signor Zavattini.”
Si farà un gran silenzio, udrete solo il rumore dei vostri passi.
Anche i bambini sono restati fermi. Vostra moglie vi raggiunge, vi abbraccia: “Cesare, Cesare ..” Ha le lacrime agli occhi, i bambini forse cominceranno a piangere. Scioglietevi con delicatezza dall’abbraccio, allontanatevi mormorando: “È un equivoco, cercavo il signor Zavattini.”
Rientrate in casa dopo una ventina di minuti fischiettando.
“Ho tardato tanto perché il capo ufficio ..” e raccontate una bugia come se nulla fosse accaduto.
Vi piace? Un amico a metà giuoco si mise a piangere.

Da I poveri sono matti, 1937.



Biografía:

Cesare Zavattini (Luzzara, 1902 - Roma, 1989) Narrador, dramaturgo, periodista y guionista cinematográfico italiano. Su dedicación a las Letras tuvo un primer desarrollo a través del género periodístico, en el que consiguió un cierto prestigio literario con sus artículos publicados en diversos rotativos y revistas: la Gazzetta di Parma (1935-36), Cinema Illustrazione, Secolo Illustrato y Le Grande Firme (1937-38).

A través de estos trabajos periodísticos, Cesare Zavattini se dio a conocer como un agudo e irónico observador del mundo que le rodeaba y, al mismo tiempo, un autor dotado de una extraordinaria fantasía y un humor cercano al mejor surrealismo que por entonces se cultivaba en las literaturas de toda Europa.

Todo ello quedó plasmado en diferentes volúmenes que fueron recogiendo sus numerosos escritos sueltos, la mayor parte de ellos dispersos hasta entonces en los citados medios de comunicación. Se trata de títulos tan lúcidos y fecundos como Parliamo tanto di me (Hablamos mucho de mí, 1931), I poveri sono matti (Los pobres están locos, 1937), Io sono il diavolo (Yo soy el diablo, 1941) y Totò il buono (Totò el bueno, 1943).

Al tiempo que brillaba por estos escritos periodísticos y literarios, el escritor de Luzzara se dio a conocer, hacia mediados de los años treinta, por su capacidad para generar argumentos cinematográficos y su habilidad para convertirlos en guiones. Así, una vez acabada la II Guerra Mundial se convirtió en uno de los mejores exponentes de la nueva corriente estética del neorrealismo, a la que contribuyó con su exitoso trabajo como guionista al lado del realizador Vittorio de Sica.

Dentro de un nuevo humanismo que, desde tintes claramente populistas, estaba llamado a exaltar la humildad -e incluso la pobreza- vista a la luz de un enfoque cristiano, Cesare Zavattini desarrolló una fecunda trayectoria cinematográfica en la que resulta obligado recordar su responsabilidad como guionista en algunos de los filmes más representativos de dicha estética neorrealista, como Ladri di biciclette (El ladrón de bicicletas, 1948), Miracolo a Milano (Milagro en Milán, 1950), Umberto D (1951), L'oro di Napoli (El oro de Nápoles, 1954), Il tetto (1956), La ciociara (1960) e Il giudizio finale (El juicio final, 1961). Posteriormente, Zavattini triunfó también como guionista (bien es verdad que ya dentro del género de la comedia) con otra obra maestra del susodicho Vittorio de Sica, Matrimonio all'italiana (Matrimonio a la italiana, 1964).

En medio de esta asidua dedicación a la escritura destinada a la gran pantalla, Cesare Zavattini no abandonó el cultivo de la literatura propiamente dicha, si bien es verdad que en esta su segunda etapa como escritor varió radicalmente el rumbo humorístico de sus primeros escritos juveniles hacia la sátira costumbrista y análisis de la sociedad italiana de posguerra.

Como precursor de esta nueva tendencia en su escritura, ya en 1943 había aparecido su famoso panfleto titulado Ipocrita (Hipócrita, 1943), obra a la que siguieron nuevos trabajos literarios caracterizados por su búsqueda de la polémica social, como la comedia Como nasce un soggeto cinematografico (Cómo nace un argumento cinematográfico, 1959) y el volumen de escritos autobiográficos titulado Straparole (1967), obra plagada de numerosos hallazgos lingüísticos que volvieron a recuperar su placer por la escritura de tintes humorísticos. En esta misma línea cáustica y burlesca, volvió a la literatura con Al macero (Al afligido, 1976) y al guión cinematográfico con La veritàaaa (La verdaaaad, 1982).

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Cesare Zavattini. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España).



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