sábado, 27 de enero de 2018

Aldo Palazzeschi



El Absuelto

Cuando mis buenos hermanos
me habían sepultado dos veces,
dijo una voz:
(no sé ni cómo ni dónde)
“Absuelto, Falta absoluta de pruebas”.
Se abrieron todas las puertas,
se abrieron todas las rejas.

“¡Absuelto!”

Soy “el absuelto”
queridos señores,
y ahora que estoy fuera
mírenme bien la cara:
¿he matado?

“¡Absuelto!”

Es mi profesión,
e intento explotarla
en su mejor ángulo.

“¡Absuelto!”

Apenas salí
me di cuenta enseguida
cuál era el mejor partido.
¿Huir?
¿Esconderse de los ojos de la gente?
¡Qué va!
¿Sustraerse a la grosería
de la duda que desempeño?
¿Desempeñarla dignamente
o con desenvoltura?
¡Qué va! ¡Nada, nada!
Exhibirse, sin medida,
generosamente.

Es por eso que frecuento las calles,
el paseo, los teatros, el café,
como cualquier otro hombre no absuelto:
algunas veces me divierto poco…
algunas otras mucho…
ni más ni menos que él o vos.
Es sabido que aquellos que me encontraban
entrelazaban con la mía bellas sonrisas,
¡vieron ahora qué caras…
qué caras me pusieron!
Y qué voces sorprendo en la reuniones.
¡Vieron qué ojos!

-Un inocente se disculpa.
-Un pícaro lo mismo.
-Ha callado, he ahí todo.
-Ha callado como un inocente.
-¡Ha callado como un pícaro!
-¿Y los errores?
-¡Estos son los errores,
los delincuentes están todos afuera!

Entro por un rato al teatro
Tomo posesión de mi butaca
con mucha seriedad.
Me vuelvo, me inclino, me despliego;
me dejo admirar por todos lados
con aire de Dios.
Y si ciertas caras se apartan recordando
la mía se mantiene inflexible.
Los primeros veinte minutos
el espectáculo lo doy yo.
“Bella que estás apuntándome
a través de la lente de tus impertinentes,
dime, mi bello hociquito,
¿me deseas inocente,
o me deseas asesino?”
Un señor allá atrás
desde distintos lugares,
mastica deprisa entre dientes:
“¡En el trono, en el trono los bandidos!”
Y otro:
“¡Miren que risa esta noche,
caruchas de galera!”
Cuando se alza el telón
me vuelvo aún yo
un humilde espectador,
como él,
en los rincones un poco actor,
y aún espectador como vos, como todos los otros.
Y si después a la salida alguno me espera,
Salgo despacito despacito
sin ninguna prisa.
Después voy al café.
Mientras hay gente despierta en la ciudad
estoy a su disposición,
nadie debe ser defraudado
en la legítima curiosidad,
soy un caballero
en mi profesión.
Y no crean que sea perezoso
en salir a la mañana, ¡qué va!
es necesario pensar que el madrugador
tiene los mismo derechos que el ciudadano noctámbulo.

“¡Absuelto!” Puede parecer poco…y puede parecer mucho.
Mírenme bien la cara:
¿he matado?
(Versión G.M.)




Original italiano:


L’ASSOLTO


Allor che i miei buoni fratelli
m’avevan due volte sepolto,
disse una voce:
(io non so come e dove).
“Assolto. Mancanza assoluta di prove”.
Si apersero tutte le porte,
si apersero tutti i cancelli.

“Assolto!”

Io sono “l’assolto”
miei cari signori,
e ora che sono fuori
guardatemi bene in viso: ...
ho ucciso?

“Assolto!”

È la mia professione,
che intendo bene di sfruttare
dal suo lato migliore.

“Assolto!”

Appena uscito
mi accorsi subito
qual era il miglior partito.
Fuggire?
Nascondersi agli occhi della gente?
Macché!
Sottrarsi alla sconcezza
del dubbio ch’io rivesto?
Macché!
Rivestirlo dignitosamente
o con disinvoltura?
Macché! Niente, niente!
Esibirsi, senza misura,
generosamente.
Gli è perciò ch’io frequento le strade,
il passeggio, i teatri, il caffè,
come ogn’altr’uom non assolto:
certe volte mi diverto poco…
certe altre molto…
né più né meno di lui o di te.
Si sa che color che incontrandomi
intrecciavan col mio bei sorrisi,
vedeste ora che visi…
che visi mi fanno!
E che voci sorprendo dai crocchi.
Vedeste che occhi!

- Un innocente si scolpa.
- E un farabutto lo stesso.
- Ha taciuto, ecco tutto.
- Ha taciuto come un innocente.
- Ha taciuto come un farabutto!
- E gli errori?
- Questi sono gli errori,
i delinquenti sono tutti fuori!

Entro per tempo in teatro,
prendo possesso della mia poltrona
con molto sussiego.
Mi volgo, mi chino, mi spiego;
mi lascio ammirar giro giro
con aria da Dio.
E se certi visi si spostano Ricordando
resta inflessibile il mio.
Per i primi venti minuti
lo spettacolo lo do io.
“Bella che stai puntandomi
attraverso la lente
dell’occhialino,
dimmi, mio bel musino,
mi desideri innocente,
o mi desideri assassino?”
Un signore là indietro,
dai posti distinti,
macina lesto fra i denti:
“Sul trono, sul trono i briganti!”
E un altro:
“Guardate che ghigna stasera,
facciaccia da galera!”
Quando s’alza il sipario
divento anch’io
un umile spettatore,
come lui,
negli anfratti ritorno un poco attore,
eppoi ancora spettatore come te, come tutti gli altri.
E se dopo all’uscita qualcuno mi aspetta,
io esco pian pianino
senza nessuna fretta.
Poi vado al caffè.
Finché c’è gente sveglia nella città
resto a sua disposizione,
nessuno dev’essere defraudato
nella legittima curiosità,
sono un galantuomo
nella mia professione.
E non crediate ch’io sia tardivo
ad escir fuori al mattino, macché!
bisogna pensare che il mattiniero
ha gli stessi diritti del nottambulo cittadino.

“Assolto!” Può sembrar poco… e può sembrar di molto.
Guardatemi bene in viso:
ho ucciso?





Biografía breve:
Aldo Giurlani nació en Florencia en el seno de una familia burguesa acomodada, y estudió contaduría y actuación antes de publicar su primer libro de poesía, I cavalli bianchi (en españolLos caballos blancos) en 1905 usando el apellido de su abuela materna como seudónimo. Después de conocer a Filippo Tommaso Marinetti, se convirtió en un ferviente futurista. Sin embargo, nunca se sintió completamente identificado ideológicamente con el movimiento y se separó del grupo cuando Italia entró en la Primera Guerra Mundial, a la cual se opuso. Su "período futurista" (la década de 1910) fue muy próspero para su carrera, ya que durante el mismo publicó una serie de libros que establecieron su reputación. La más notable de sus obras de la época es la novela Il codice di Perelà, publicada en 1911.
Durante el período de entreguerras, su productividad disminuyó, ya que se dedicó más al periodismo y a otras actividades. También en esta época se destacó como anti fascista. Regresó a la escritura con una serie de novelas publicadas a finales de la década de 1960 y principios de los años 1970 que le aseguraron su posición en el mundo literario vanguardista de posguerra.
Falleció en 1974 en su departamento en Roma. En la actualidad se lo considera una figura influyente sobre los escritores italianos modernos, especialmente sobre los neovanguardistas en prosa y verso. Su obra es reconocida por sus "elementos grotescos y fantásticos".



Bibliografía:

I cavalli bianchi (1905)
Lanterna (1907)
Poemi (1909)
L'incendiario (1910)
Il codice di Perelà(1911)
Il controdolore (1914)
Due imperi... mancati (1920)
L'interrogatorio della contessa Maria (1925)
La piramide (1926)
Stampe dell'Ottocento (1932)
Sorelle Materassi (1934)
Il palio dei buffi (1936)
Allegoria di novembre (1943)
Difetti 1905 (1947)
I fratelli Cuccoli (1948)
Bestie del '900 (1951)
Roma (1953)
Scherzi di gioventù (1956)
Il buffo integrale (1966)
Il doge (1967)
Cuor mio (1968)
Stefanino (1969)
Storia di un'amicizia (1971)
Via delle cento stelle (1972)




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