miércoles, 3 de mayo de 2017

Luigi Pulci



Profesión de fe de Margutte


LLegando Morgante un día a un cruce de caminos,
salido de un valle en un gran bosque,
vio venir de lejos, por el rabillo del ojo,
a un hombre que por el rostro parecía todo triste.
Dio con la cabeza del badajo un golpe
en tierra, y dijo: “A este no lo conozco”;
y procedió a sentarse sobre una piedra,
hasta que este llegó a donde estaba.

Morgante miró sus miembros con desconfianza
muchas muchas veces de la cabeza a los pies,
porque le parecían extraños, hórridos y feos;
-Dime tu nombre,-dijo- viandante.-
Aquel respondió:-Mi nombre es Margutte;
y tuve ganas también yo de ser gigante,
después a la mitad me arrepentí:
fíjate que de hecho mido sólo cuatro metros.-

Dijo Morgante:-Seas bienvenido:
hé aquí que tendré no obstante un frasquito al lado,
que de dos días a esta parte no he bebido;
y si vienes conmigo,
te trataré en el camino como es debido.
Dime otra cosa: no te he preguntado
si eres cristiano o sarraceno,
o si crees Apolo o Cristo.-

Respondió entonces Margutte:-Para hacértela corta,
no creo más en el negro que en azul,
creo en el capón, asado o hervido;
y creo alguna vez aún en la manteca,
en la cerveza, y cuando no la tengo, en el mosto,
y mucho más en el aspro que en el mangurro (1);
pero sobre todo tengo fe en el buen vino,
y creo que quien lo crea serán salvado.

y creo en la torta y el buñuelo:
una es la madre y el otro su hijuelo;
y el verdadero padrenuestro es el hígado asado,
y pueden ser tres, dos o uno solo,
y deriva del hígado eso al menos.
Y porque yo quiero beber con un barreño(2),
si Mahoma el mosto prohíbe y censura,
creo que ha de ser un fantasma o un sueño ;

Apollín debe ser el delirio,
y Trivigante el aquelarre.
La fe es como las cosquillas (3):
por discreción espero que entiendas.
Ahora podrías decir que soy un hereje:
a fin de no gastar palabras vanas,
verás que mi estirpe no se desvía
y no soy terreno cultivable.

Esta fe es como el hombre se la procura.
¿Quieres ver qué fe es la mía?,
que nacido soy en Bursa, allá en Turquía
de un ortodoxo y una monja griega.
Y al principio me gustaba
tocar el rabel, porque había fantasía
en cantar de Troya y de Héctor y de Aquiles,
no ya una vez, sino miles y miles.

Luego que dejó de gustarme tocar la guitarra,
comencé a llevar el arco y el carcaj.
Un día tuve una riña en la mezquita,
y maté a mi viejo padre,
me puse en la cintura esta cimitarra
y comencé a pasear por el mundo;
y por compañeros me traje conmigo
todos los pecados griegos y turcos.

de hecho cuantos contiene el infierno:
tengo setenta y siete de los mortales,
que no me dejan jamás ni en verano ni en invierno;
¡piensa cuántos no tendré de los venales!
No creo, si durase eternamente el mundo,
que se pudieran cometer tantos males
cuantos he cometido yo solo en una vida;
y en orden alfabético los recuerdo.

Il Morgante, canto XVIII, octavas 134-142


(Versión de G.M.)





Original Italiano:


Professione di fede di Margutte


134
Giunto Morgante un dì in su ’n un crocicchio,
uscito d’una valle in un gran bosco,
vide venir di lungi, per ispicchio,
un uom che in volto parea tutto fosco.
Dètte del capo del battaglio un picchio
in terra, e disse: «Costui non conosco»;
e posesi a sedere in su ’n un sasso,
tanto che questo capitòe al passo.

135
Morgante guata le sue membra tutte
più e più volte dal capo alle piante,
che gli pareano strane, orride e brutte:
- Dimmi il tuo nome, - dicea - vïandante. -
Colui rispose: - Il mio nome è Margutte;
ed ebbi voglia anco io d’esser gigante,
poi mi penti’ quando al mezzo fu’ giunto:
vedi che sette braccia sono appunto. -

136
Disse Morgante: - Tu sia il ben venuto:
ecco ch’io arò pure un fiaschetto allato,
che da due giorni in qua non ho beuto;
e se con meco sarai accompagnato,
io ti farò a camin quel che è dovuto.
Dimmi più oltre: io non t’ho domandato
se se’ cristiano o se se’ saracino,
o se tu credi in Cristo o in Apollino. -

137
Rispose allor Margutte: - A dirtel tosto,
io non credo più al nero ch’a l’azzurro,
ma nel cappone, o lesso o vuogli arrosto;
e credo alcuna volta anco nel burro,
nella cervogia, e quando io n’ho, nel mosto,
e molto più nell’aspro che il mangurro;
ma sopra tutto nel buon vino ho fede,
e credo che sia salvo chi gli crede;

138
e credo nella torta e nel tortello:
l’uno è la madre e l’altro è il suo figliuolo;
e ’l vero paternostro è il fegatello,
e posson esser tre, due ed un solo,
e diriva dal fegato almen quello.
E perch’io vorrei ber con un ghiacciuolo,
se Macometto il mosto vieta e biasima,
credo che sia il sogno o la fantasima;

139
ed Apollin debbe essere il farnetico,
e Trivigante forse la tregenda.
La fede è fatta come fa il solletico:
per discrezion mi credo che tu intenda.
Or tu potresti dir ch’io fussi eretico:
acciò che invan parola non ci spenda,
vedrai che la mia schiatta non traligna
e ch’io non son terren da porvi vigna.

140
Questa fede è come l’uom se l’arreca.
Vuoi tu veder che fede sia la mia?,
che nato son d’una monaca greca
e d’un papasso in Bursia, là in Turchia.
E nel principio sonar la ribeca
mi dilettai, perch’avea fantasia
cantar di Troia e d’Ettore e d’Achille,
non una volta già, ma mille e mille.

141
Poi che m’increbbe il sonar la chitarra,
io cominciai a portar l’arco e ’l turcasso.
Un dì ch’io fe’ nella moschea poi sciarra,
e ch’io v’uccisi il mio vecchio papasso,
mi posi allato questa scimitarra
e cominciai pel mondo andare a spasso;
e per compagni ne menai con meco
tutti i peccati o di turco o di greco;

142
anzi quanti ne son giù nello inferno:
io n’ho settanta e sette de’ mortali,
che non mi lascian mai lo state o ’l verno;
pensa quanti io n’ho poi de’ venïali!
Non credo, se durassi il mondo etterno,
si potessi commetter tanti mali
quanti ho commessi io solo alla mia vita;
ed ho per alfabeto ogni partita.


(1) Aspro es una moneda de más valor que el mangurro, por eso Margutte la prefiere.
(2) Un ghiacciuolo es una especie de barreño de madera para meter el hielo.
(3) Isabel González arriesga en su Antología de la literatura italiana, Ariel, Barcelona, 1996, que el sentido de este verso podría ser: La fe es como las cosquillas, algunos las sienten otros no. 



Luigi Pulci (Florencia; 15 de agosto de 1432-Padua; 11 de noviembre de 1484), poeta italiano, de familia noble pero de pocas posibilidades económicas, no pudo tener una educación humanística. Gracias a que en 1461 empezó a frecuentar la casa de los Medici e hizo amistad con Lorenzo, pudo "pulirse" un poco.
Su obra maestra Il Morgante, primero de los cuatro grandes libros de la letteratura cavalleresca italiana (Orlando Innamorato de Boiardo (1483), Orlando Furioso de Ariosto (1532) y Gerusalemme liberata de Tasso (1581)) retoma en forma cómica (o paródica) los asuntos relatados en la Chanson de Roland del ciclio francés.

Morgante es un gigante que se convierte al cristianismo y acompaña a Orlando en su campaña. Es una idea generalizada entre los críticos que la verdadera creación de Pulci recae sobre el personaje original (único enteramente de su cosecha) Margutte. El credo, o profesión de fe que presentamos son sus octavas más clásicas, seguidas por aquellas de las comilonas que recuerdan los gargantuescos escenarios de Rabelais.



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